...porque un solo lugar no es suficiente, necesite de re inventarme la vida y termine en las orillas, al filo del abismo no hay otra opción solo volver a comenzar...

22 de octubre de 2010

El hombre como enemigo del perro

Decido retomar la actividad de escribir en mi Blog, después de varios días de intensa actividad física, sentada frente a mi computadora, tomando un café me dispongo a compartir lo siguiente...

Me remontare a la edad de seis años, mi papá llego a la casa con una cachorra French poodle, era tan pequeña que la llamamos "Peque", mi papá solía disciplinarla duramente y la perra se sometía a él, sin ningún problema. Ella solía subirse a un sofá que tenía acceso a la ventana, ésta a su vez daba a la calle. Un día llegamos a la casa y "Peque" ya no estaba, perderla fue para mi un evento irreparable que olvide con el paso del tiempo, pero dice mamá que nadie podía mencionar su nombre mientras yo estuviera presente porque era motivo de que comenzara a llorar, mi abuelo puso una recompensa en el periódico, pero aun con todo eso no la recuperamos. 

Desde ese entonces mi papá prometió no volver a llevar ningún perro más a la casa y yo simultáneamente me hice a la idea de no tener mascotas. Fue hasta que mi hermana creció cuando comenzó a llevar todo tipo de animales a la casa, pero yo aun sin ánimos de responsabilizarme con una tarea así. De su perra Wafy, nació Mu-Shú y después Chichén, todos me decían que me quedará con Chichén, de hecho fue idea mía el nombre, una vez que le das un nombre a un perro lo haces tuyo, lo lleve a que le cortaran orejas y cola ya que a los Schnauzer se acostumbra este tipo de rituales salvajes, realmente el perro no se parecía en nada a mi, era tan inquieto y yo tan torpe para controlarlo que siempre creí que no era para mi. Aun así me lo lleve a vivir a otra ciudad donde yo radicaba hace más de dos años, al final lo regale a un amigo y su familia lo adoro tanto que cuando quise recuperarlo ellos se negaron rotundamente, entonces me di por vencida y bien merecido me lo tenía. Había dentro de mi un conflicto, yo era la responsable de no tener carácter y de no asumir mis responsabilidades, para aliviar mi culpa, visite una asociación en San Pedro Nl. ahí puedes adoptar perros que han sido abandonados por su amos, callejeros y mestizos, pero muy alegres; por internet  vi a los candidatos y había uno en especial que llamaba mi atención, lo conocí y llene mi solicitud, estaba convencía que me traería un perro, los tramites se hicieron tediosos y llego el momento de regresar a mi ciudad de origen y decidí mejor no dar nuevamente ese paso, pensé hay cosas que nunca lograré, entre ella tener una mascota, simplemente no se me da, como si esto se tratara de un don divino.

Ya instalada en mi ciudad, Wafy nuevamente estaba preñada de su hijo Mu-Shu, si ya sé lo que pasa por su mente, el veterinario dijo que no había ningún problema, llego el momento del parto y tuvo cuatro, entre ellos una perrita que se quedo en la casa y mi hermana la llamo Kashi-Mushi (cada quien.. risas); kashi es la misma cara de su padre, solo que se comporta como Wafy, al observarla creo que es la líder de la manada incluyendo a mi familia. Todos en la familia de cierto modo les dan lo que necesitan. Mi hermana después de haber regalado a Chichén prometio no volverme a dar ningún perro, pero al poco tiempo viendo el trabajo que implicaba tener a dos adultos y una cachorra en la casa, acepto que me la trajera un fin de semana haber como nos llevábamos, pero otra vez me desesperé, sobre todo porque no me dejo dormir, no duro ni dos días cuando ya iba de regreso. Ahora la veo feliz con sus papás, hace de las suyas todo el tiempo, y mi mamá se ve contenta en especial porque es la hija de Mu-shu y ella lo adora porque es un perro muy noble, a ella no le cortaron las orejas y las para como si fueran antenas, una amiga dice que parece liebre. 

Hace varias semanas, mi hermana comenzó a llevar a un perro tipo labrador que aun es cachorro a la casa, el pobre fue echado a la calle por un vecino y mi hermana al verlo tan flaco le compartió del alimento de sus perros, con el paso de las semanas se acostumbro a ir a ciertas horas y sino estaba mi hermana en la casa cualquiera que estuviera le daba de comer. Un día llego herido y vecinos comentaron que sabían quien lo había lastimado, mi hermana prefirió no saber quien le había hecho tal daño, también dijeron que había personas que no estaban de acuerdo que el perro fuera tanto a la casa porque no dejaba de ser callejero. Una tarde mamá y yo lo llevamos con el veterinario, le puse una collar y nos fuimos caminando, es tan flaco que pensé que no llegaríamos y llevarlo en taxi no era apropiado, pese a que se ve noble es un perro con el que pocas veces se ha convivido. El veterinario le dio antibiótico y poco a poco comenzó a mejorar, dijo que se trataba de una quemada, con el paso de los días tome la decisión de llevarlo a mi casa, y con el apoyo de todos y en especial de Tanya el perro esta a salvo.

Obviamente, esto implico hacer unas modificaciones al patio de mi casa y a mi rutina, pues el requiere de atención, no solo es proveerle de la comida y el agua, desconozco cuanto haya sufrido y las cosas que haya tenido que pasar, pero ahora su vida a cambiado radicalmente. 

Estuve viendo videos de César Millan "el encantador de perros" y estoy sorprendida, he aprendido que ellos no nos necesitan en absoluto, un perro es un explorador por naturaleza, cuando decidimos domesticarlo debemos considerar muchas cosas, el pertenece al mundo animal y nosotros somos humanos, ninguna necesidad tienen ellos de comportarse como nosotros, por ende el afecto no se le puede dar a un perro como se le da a un ser humano, si hacemos lo contrario, lo ridiculizamos con vestiditos, moños, gorros, zapatos etc. etc. y eso no es conveniente para ambos. Hay que comprender que de no ser domesticado ellos sabrán como ganarse el alimento, saldrán de casería y andarán libre por la vida sin ningún problema, en cambio cuando lo domesticas, el amo es el que lo va a proveer del alimento y agua, estará al pendiente de sus vacunas y aseo, por ende debemos poner reglas, limites y  limitaciones, el ser humanos busca el afecto en una mascota, esa es la recompensa al final, y solo la obtendremos siempre y cuando seamos buenos líderes de nuestra manada, yo creía que la personalidad del perro debía ser como la del amo, pero no necesariamente tiene que ser así, ahora que tengo a Quijote (así le puse al labrador) me doy cuenta al observarlo de sus necesidades y estoy buscando la manera de satisfacerlas, es aun un cachorro que debo domesticar poco a poco y todos los días representan un reto, lo primero que debo lograr es que se calme antes de cualquier actividad, eso significa que yo debo ser paciente y estar tranquila, de nada sirve que le grite, el debe saber que yo soy su líder, lo debo disciplinar pero no con golpes, solo tranquilizándolo, y si es de energía muy alta entonces debo buscar una actividad que le ayude a liberarla para que logre su equilibrio y así lograr esa conexión entre amo y perro. Si lo logro al final me verá como su líder y yo lo habré salvado de seguir una vida con malos tratos, sin lugar a duda esto es un reto que he tomado y a pesar de que no me siento preparada tengo la actitud de prepararme para tomar esta responsabilidad.


Se llama Quijote porque es de figura triste, aparte que esta muy flaco, es tierno y en pocos días a tomado fuerza, se que llegará el momento en que este mas fuerte y llegue a tumbarme, pero el debe saber que yo soy su amo y le daré afecto solo cuando el sea disciplinado, eso no significara que su vida será aburrida, sino que será equilibrada. 

Cualquiera pensaría que es una carga más, pero yo lo veo como una oportunidad de encontrar mi equilibrio.