El domingo pasado te recordé como ese aire fresco del parque hundido, como la tierra húmeda de otoños perdidos, el domingo camine a tu lado y tu me tomaste de la mano.. aun me sigues diciendo.. bonita.
Nos recostamos sobre el césped y nuestros ojos bailaron al compás de las hojas de los árboles, respiramos, sí, nos respiramos como se respira el olvido, amargamente. Yo quiero no tener que recordarte, no tener que volver a los ayeres tan llenos de luz, de amor. Yo quisiera ser olvido y no tener que sufrir... yo te quisiera dentro de una lampara como el genio que cumple deseos; entonces te pediría tres deseos...
Sabes por que te escribo esta noche, sin saber si algún día me leerás? Hoy es miércoles y me estoy tomando una cerveza indio, sí, sí, sí estoy siendo todo lo contrario de lo que soy, mañana tengo que cumplir con un horario, tengo que continuar ser parte del cotidiano... pero si lo hago es porque deseo averiguar que sentías cuando rompías con todas las reglas, cuando eras irreverente y el instante siguiente no te importaba... la rebeldía no fue un don que se me dio, pero comienzo a sentirme bien, estoy perdiendo el sentimiento de culpa... bien dicen que el alcohol des inhibe.
Gracias por enseñarme que en la vida no todo es seguir los pasos al pie de la letra.
