...porque un solo lugar no es suficiente, necesite de re inventarme la vida y termine en las orillas, al filo del abismo no hay otra opción solo volver a comenzar...

5 de marzo de 2010

Sharbat Gula


Sharbat Gula, la niña afgana que el fotógrafo Steve McCurry fotografió en los campos de refugiados. Imágen que en 1985 le da la vuelta al mundo. No hay palabrerio que conmueva cuando puedes sentir a través de esa mirada desértica como el pasado te devora y la guerra te sumerge en pantanos de desolación y muerte. Tan solo de imaginarme que existen seres humanos que no conocen otra cosa que no sea la guerra agradezco el suelo que piso. Con el trabajo de McCurry muchas personas de distintas partes del mundo enviaron donativos para ayudar a los campos de refugiados, muchas mujeres afganas desean para sus hijas lo mismo que Sharbat: una educación. Así que la National Geographic Society decidió crear un fondo de ayuda para muchachas afganas y trabajar con selectas organizaciones sin fines de lucro para ofrecer oportunidades educativas tanto a las niñas como a mujeres afganas. Así la sensibilidad de un fotógrafo se vuelve una luz de esperanza para estás víctimas; en medio de esto que parece y dicen son los últimos días, mientras que Dios viene a juzgar a vivos y muertos, mi reconocimiento y admiración para quien hace un buen uso de su cámara.

Mi Mac

Mi espacio de "trabajo" (risas)

4 de marzo de 2010

Mi dualidad



Mi dualidad

No sé vivir sin la fantasía de ser yo y a la vez ser otra.
No sé cual de las dos me satisface más, lo que si sé es que sin una la otra simplemente no es.
Nací bajo el signo de géminis, mi planeta es mercurio dicen que es el que se encarga de la comunicación… quizá no me lo crean pero vivo buscando el equilibrio, mientras lo encuentro me divierto explorando los extremos. A veces creo que soy patética, sufro cuando algo no me sale bien, no me gustan las dependencias y no sé si algún día entenderé que vivo en una sociedad. Me fastidia la monotonía, odio los días en donde no sé que hacer; estoy aprendiendo a vivir solo conmigo y a veces es desesperante.

Me gusta el orden porque es armonioso y el caos porque es vital.
Amo el silencio porque puedo escucharme y el bullicio porque así me saco vuelta.
Me gusta mi vida siempre lo he dicho, no me arrepiento de nada; eso a veces no es del todo bueno.

Llevo una pésima alimentación basada en café, poca agua y tabaco; curiosamente no estoy consumiendo cerveza por el momento, espero que empiece el calor.
Ahora tengo una casa que deseo convertirla en hogar, ya la llene de mí tanto que siento que ya no quepo. Es un espacio maravilloso, aún deseo hacer mil cosas más para embellecerla, todo lo que tengo en su mayoría son objetos que como un judío he venido cargando de lugares lejanos, mi familia se ha encargado en ayudarme con todas las necesidades primordiales, en especial mi madre siempre como el pilar de la familia; alguna vez una anciana me dijo: “tu no eres un judío errante… algún día tendrás que volver y todo será distinto y te acordarás de mí” creo que ese día llego, así que comienzo a recordarla…

Al volver me encontré con un puerto lleno de voces ocultas en el asfalto, voces que agonizan y reclaman mis pasos, al volver me sentí como un fantasma que en la trasparencia de su memoria olvidó lo que es sentirse en casa, al volver no tuve otra opción que adaptarme al caracol de mis recuerdos, ahí me encontré con los dibujos de luz de una niñez que baga sobre la orilla de la playa, al volver me sentí extraña, pero un café, unos cigarros, un viejo amigo y después unas cervezas me hicieron recordar que en este puerto de paso de cuyo nombre no quiero acordarme, la vida es más sencilla, lenta y poco superficial.





2 de marzo de 2010

Comenzamos el tercer mes


Hablemos un poco de Fotoperiodismo...

Dice mi madre que me he traido el norte, desde que llegué no ha dejado de ventear, pero estos cambios climaticos no son nada comparados a los desastres que están sufriendo nuestros hermanos de Haití y Chile.

Cada vez que ocurre algo así en cualquier parte del mundo, siento una profunda tristeza, el solo imaginarme estar en sus zapatos me agobia y se me va el aire.

Por otro lado, los fotoperiodistas son personas que arriesgan su vida, cubren entre muchos temas los desastres naturales, supongo que no es del todo agradable pero es parte de su profesionalismo, en base a estás imagenes el resto del mundo es informado y sensibilizado. Muchas fotografías han trascendido impresionantemente, durante este mes expondré algunas que espero les resulten interesantes.