Hace varios años tuve la experiencia de conocer a un grupo de personas activistas en la lucha contra el sida con los cuales compartí un proyecto fotográfico. Recientemente me invitaron a la inauguración de la semana lésbicogay, no pude dejar de sentir una nostalgia de aquellos tiempos, ser testigo de la lucha que cada "minoría" enfrenta, de los esfuerzos que se disparan en todos los sentidos.
Ser activista no solo es una lucha en el exterior, no solo es nadar a contra corriente, para llegar a serlo se requiere de muchas cualidades pero sobre todo tener bien claro quien eres y hacia donde quieres ir, encontrar a no solo otr@s con tus mismas ideologías, sino que además organizar, planear, ejecutar para juntos poder llegar a un objetivo que no solo satisfaga tu ego sino que sea el el catalizador de cambios para tod@s.
Los grupos activistas dejan sus diferencias y unifican fuerzas, se unen en una sola voz y dirigen su mirada hacia un solo punto. Probablemente por eso hoy tuve la sensación de un hueco en mi, porque al volver a mi rutina sentí que me falta algo, el sentido de lucha.
El mundo está en un descenso que va más allá de lo que nuestro ojos alcancen a ver y este tipo de proyectos pueden parecer insuficientes para la oleada de situaciones negativas que vivimos, pero peor sería cruzar los brazos y dar la espalda.
2 comentarios:
mietras haya quien nos mueva, mas vale que te agarres... o bueno siguete moviendo... besis reinis
ash ya quita la inche palabrita....
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