...porque un solo lugar no es suficiente, necesite de re inventarme la vida y termine en las orillas, al filo del abismo no hay otra opción solo volver a comenzar...

4 de marzo de 2010

Mi dualidad



Mi dualidad

No sé vivir sin la fantasía de ser yo y a la vez ser otra.
No sé cual de las dos me satisface más, lo que si sé es que sin una la otra simplemente no es.
Nací bajo el signo de géminis, mi planeta es mercurio dicen que es el que se encarga de la comunicación… quizá no me lo crean pero vivo buscando el equilibrio, mientras lo encuentro me divierto explorando los extremos. A veces creo que soy patética, sufro cuando algo no me sale bien, no me gustan las dependencias y no sé si algún día entenderé que vivo en una sociedad. Me fastidia la monotonía, odio los días en donde no sé que hacer; estoy aprendiendo a vivir solo conmigo y a veces es desesperante.

Me gusta el orden porque es armonioso y el caos porque es vital.
Amo el silencio porque puedo escucharme y el bullicio porque así me saco vuelta.
Me gusta mi vida siempre lo he dicho, no me arrepiento de nada; eso a veces no es del todo bueno.

Llevo una pésima alimentación basada en café, poca agua y tabaco; curiosamente no estoy consumiendo cerveza por el momento, espero que empiece el calor.
Ahora tengo una casa que deseo convertirla en hogar, ya la llene de mí tanto que siento que ya no quepo. Es un espacio maravilloso, aún deseo hacer mil cosas más para embellecerla, todo lo que tengo en su mayoría son objetos que como un judío he venido cargando de lugares lejanos, mi familia se ha encargado en ayudarme con todas las necesidades primordiales, en especial mi madre siempre como el pilar de la familia; alguna vez una anciana me dijo: “tu no eres un judío errante… algún día tendrás que volver y todo será distinto y te acordarás de mí” creo que ese día llego, así que comienzo a recordarla…

Al volver me encontré con un puerto lleno de voces ocultas en el asfalto, voces que agonizan y reclaman mis pasos, al volver me sentí como un fantasma que en la trasparencia de su memoria olvidó lo que es sentirse en casa, al volver no tuve otra opción que adaptarme al caracol de mis recuerdos, ahí me encontré con los dibujos de luz de una niñez que baga sobre la orilla de la playa, al volver me sentí extraña, pero un café, unos cigarros, un viejo amigo y después unas cervezas me hicieron recordar que en este puerto de paso de cuyo nombre no quiero acordarme, la vida es más sencilla, lenta y poco superficial.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Es sumamente interesante lo que comentas, en realidad expresas todo de una manera que trasmites y haces sentir a tus lectores lo que tu sientes.

Me gustó.