...porque un solo lugar no es suficiente, necesite de re inventarme la vida y termine en las orillas, al filo del abismo no hay otra opción solo volver a comenzar...

9 de octubre de 2009

La cita postergada



En punto de las 5


Todo parecía indicar que en esta ocasión el pequeño burgués no me dejaría plantada.

Quedamos muy formales en punto de las 5 de la tarde, solo que por compromisos laborales aviso que llegaría tarde, pero que ya venía en camino. Esta vez no había forma de postergar más la cita. 

Esperé pacientemente entre alumnos que posaban debajo de la paloma, ella cual ancha y popular ya más que un icono del museo. Pasaba cada personaje por la explanada que casi no me percate que espere más de media hora. 

Por fin llegó. La primera vez que nos quedamos de ver en la discreta paloma del museo, el pequeño burgués ni sus luces, me dejó plantada tal cual paloma resignada a no volar con tremendas alas, para enmendar su desfachatez prometió ser el patrocinador oficial de unos aborígenes (cerveza indio), los cuales obviamente no rechace.

Hace ya varios años que conocí a Rodrigo (el pequeño burgués), la primera vez que lo vi, yo llevaba un portafolio y vestía un atuendo muy serio (era la maestra de fotografía), el tenía una greña larga y detrás de la greña lentes y detrás de los lentes quise suponer que había un rostro, para mi no era raro este tipo de personalidades solo que por políticas de la universidad y por ser la primera vez que daba clases tenía que aparentar seriedad y si se podía unos años más. 

Reconozco que el haber dado clases de fotografía es una de las experiencias más divertidas de mi vida, eran quince alumnos, todos la verdad, muy educados, demandantes y responsables. Me creí el papel de la maestra y siempre me preocupe por darles más de lo que venía en el programa académico, les decía todo lo que sabía y lo que no sabía lo investigaba, no me costaba trabajo, creo que les hablaba de lo genial que era la fotografía y de cuanto les sería útil. Les hablé de Alfred Stiglitz  y lo que nos aconsejaba. 

Comenzaron a tomar fotografías e inevitablemente me identifiqué con algunos, a todos siempre les pusé atención. Las cosas que hablaban no eran ajenas a mí, tenía poco de haber dejado las aulas. 

Cuando vi las fotografías de Rodrigo noté un ojo naturalmente educado, supe que haría grandes cosas. Rodrigo es curioso y muy talentoso, me siento muy orgullosa de él. Ahora que por fin nos vimos, note a un joven con el firme propósito de madurar, no dudo que eso se vea reflejado en su producción. 

Después de un rato de bla bla bla, la cerveza hizo efecto, pero el baño estaba ocupado por la compañera del departamento de Ro, así que fue una idea genial ir al bar de enfrente, seguimos platicando sobre los Tampicos y sus personajes famosos.


 "Polos" 


Parece mentira pero no es tan feo el bar de enfrente, nos atendieron bien, cada quien en su rollo, las indios estaban a 13 pesos, decoración rara, nos sirvieron cacahuates y la mesera era amable, nos reímos mucho de los demás y hasta de nosotros mismo. Fue muy divertido.

Pasamos al super que también queda enfrente de los depas y hasta el pequeño burgués saco su tarjeta de puntos. Cenamos sandwich y husmeé en la alacena de que se alimenta y esto fue lo que encontré.


Comida especial para niño burgués







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