Mi sexta mudanza

Sin foto de mi nuevo panorama.

Amigos, nuevamente me mudé como ya va siendo tradición en mi, desde que me encuentro en la Cd. de las montañas, ojalá y esta sea la última; pero no prometo nada.

Creo que si hay algo que aprender en este viaje que parece interminable, es que mi tranquilidad como ser humano es satisfacerme de las cosas primarias, hablo de un espacio donde yo me sienta a gusto de existir, donde mis preferencias y gustos particulares no incomoden a nadie, aquí donde me encuentro, no tengo problemas por existir, no se me dificulta respirar, después de tantas noches de insomnio, aquí las noches se tornan eternamente bohemias, aquí soy aire sin pretensión de des fallecer por agradar a terceros.

Bien es cierto, como me lo externo en su momento mi pequeño burgués: "deja de ser mártir", tomando esas palabras decidí mudarme por sexta vez, y esta demás decirles cómo me puede volver a ver mi ropa y todas esas cosas que me acompañan hechas unas vulgares maletas; pero el punto es que no estoy dispuesta a soportar ninguna mala cara que ya me sé de memoria.

No en vano me he mudado 6 veces y lo volveré a ser una séptima y una octava, si es preciso hasta que encuentre esa tranquilidad. Nunca pensé y quizá en eso radica la complejidad de mis mudanzas... nunca pensé que vivir conmigo fuera tan paletoso. Por esto que diré, mi psicóloga me jalará las orejas, pero tal vez soy yo el problema porque ambiciono ser una persona amable, tolerante y agradecida; no todos estamos en la misma sintonía y para lo que algunos representa "un favor" para otros re presenta la oportunidad de conocernos, de que me conozcan... solo de aprender de ambos.

No soy una mujer sumisa y no lo seré nunca, mientras tenga estos ojos y la capacidad de discernir entre lo que quiero y tengo, entre lo que necesito y los demás están dispuestos a darme y yo a aceptar, seguiré mudándome de lugares, amores y ropas... porque primero estoy YO por encima de lo que los demás esperan de mí, porque si hay alguien que me exige más... esa soy YO.

Y cabe señalar que no estoy sola, pero cuando se trata de tomar decisiones correctas e incorrectas, solo me encuentro YO y nadie más, porque no me permito ni le permito a nadie acompañarme en mi viaje.