La araña del amor
Henri Cartier Bresson México 1934
Uno de mis maestros, Cartier Bresson. Hace varios años adquirí uno de los pocos libros de fotografía que tengo para ser honesta. El título del libro es 100 fotos 100 historias. La número 017, La araña del amor por mi fotógrafo favorito...
"El amor es ciego... Yo no puedo separar lo físico de lo mental; hay una unidad absoluta entre la materia y el espíritu. El puritanismo es espantoso: sino hay voluptuosidad ni sensualidad, no hay arte, no hay música, se imponen la esterilidad, el estacazo... He vivido con la pintura. La foto es un apéndice diferente, es el dibujo inmediato para mi. Es un cuaderno de esbozos. No es un arte. Es cuando transpiramos al correr, una emanación... Mi pasión es apretar el disparador. Es cuestión de sensibilidad, lo contrario del pensamiento didáctico; es placer, geometría, intuición. De Gaulle decía los fotógrafos deben ser como los artilleros: apuntar bien, disparar rápido y largarse. Es una buena definición. No hay que querer fotografiar, es muy peligroso. Hay que estar disponible, abierto, tomar y dar. En un sentido propiamente físico, cuando aparece el motivo, es como un orgasmo, bang!...
Que razón tiene mi maestro al decir el amor es ciego y coincide con mi psicóloga; que sí lo se yo que casi quedo ciega por un amor. Los fotógrafos no deberíamos enamorarnos porque corremos el riesgo de dejar de ser fotógrafos no creen?
La araña del amor nos muestra a dos bellas lesbianas mexicanas pilladas con las manos en la masa, sin saberlo. Fue en 1934, en México, hizo dos o tres tomas y después adiós.
La cama me dice que...
No sé amarte de otra manera
no sé como tatuarme en tu piel
que es color de miel
y endulza mis labios
Respiro el aire de tu ausencia
y siento como calcina mis pulmones
más que el humo de mis cigarros
no tenerte es como no despertar
Sumergida en la humedad de tu labios
abrazo el silencio oscuro de tus ojos
el pasado clama justicia por lo que no fue
por un instante dejamos de ser tangibles
Regresa a mi cada vez que puedas
como las olas del mar vuelven a la orilla
soy como arena desértica que arde
sin el aire de tu alma
Ofelia Morua
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